Ciudad De Cromo
Tras el túnel desbordaba la ciudad de cromo. El color esperaba fuera. Allí solo habitaban los grises: el metalogris, el negrisón, el grisoblanco, el niveotizón. La industriglesia hilaba cada mañana con su órgano, música plateada entre los pasos, uniendo vidas con cables trenzados de ceniza. Nadie hablaba en la ciudad, la saliva era mercurio que embozaba las bocas. Caminar a mediodía se hacia difícil en las aceromelazas y los coches quedaban mezclados de forma irremisible al breoasfalto negro, negrísimo como sopa de carbón. La luz oscura bruñía las pieles mientras la claridad sombría elevaba el calor líquido del aura que cercaba a los transeúntes. Las terrazas de verano ofrecían aleaciones refrescantes de vasometales y untuosas comidas en inoxiplatos. Las ropas pesaban como mallas fulgentes de aire ausente y los reflejos del día ardían en aleaciones diamantogrises plenamente pulidas.
Microrrelato + fotografía presentado al III CERTAMEN PIENSA 2015 de Santa Colomba de Somoza